Qué hubo antes de lo algunos llamamos "filosofía" es un tema que,
aunque muchos piensen que nadie ha pensado antes, en la distancia de lo nebuloso histórico, se ha pensado y mucho. Cuando era estudiante y comencé mis estudios de la filosofía, siempre se comenzaba por la explicación de como la cultura griega se había convertido en la depositaria del nacimiento del pensamiento especulativo y, por lo tanto, de la idea deformada que transmite lo que se llamó "el milagro griego", es decir, antes de los griegos nadie pensaba abstracta o científicamente y, en todo caso, se desarrollaba un tipo de pensamiento abstruso, incompleto y absurdo, una forma de pensar que se perdía en la lírica de las eṕocas arcaicas o en la oscuridad de la prehistoria. Este concepto del "milagro griego" quedó desautorizado por el pensador existencialista Karl Jaspars y su teoría del "tiempo axial".
¿Porqué se creía en el "milagro griego"?. La culpa de todo la tiene Yoko Ono, eso ya se sabe, pero de eso en concreto la tiene G. W. F. Hegel, que planeó una tendencia hermenéutica neoclasicista y deformada de lo griego como algo sublime y civilizado que los alemanes habían heredado. Una imagen falsa que incluso infectó campos como la historia, la arqueología o la filología. No sería hasta el trabajo como filólogo de Nietzsche que comenzara a cambiarse de opinión.
¿Qué es mito? la palabra "mithos" viene a traducirse como "narración" y solemos asimilarla a "cuento" o "historia", donde se proporciona una respuesta a las preguntas sobre el origen del universo, del mundo conocido y del desconocido, del origen del hombre y de todo su universo simbólico, ético y su limitado conocimiento, además de la genealogía de los dioses, paralela a la de los hombres, sus intervenciones en el mundo humano y su en las dinámicas de la naturaleza. Los dioses van a jugar el papel de motorizar y dar razón a los procesos de la naturaleza que van a ser percibidos como sujetos al animismo o la teología.
El mito fue la "primera filosofía" registrada que tuvo la humanidad
anterior a la filosofía especulativa, se caracteriza por ser un tipo de pensamiento que, siempre ha existido y que evidentemente proporciona una respuesta a las inquietudes humanas que siempre han estado ahí y exigen una tranquilidad y el intento de adaptarse al enfrentamiento del hombre con una naturaleza incontrolable y hostil. El mito, como la filosofía posterior, da un sentido a la vida, sin embargo sus propuestas son infantiles, ingenuas, acientíficas, extremadamente abstractas, profundamente enraizadas en la religiosidad de la época y tan desorganizado como la religiosidad en la que se fundamenta. En el mito, la acción de los dioses y su intervención en la naturaleza y en el mundo de los hombres es constante e inesperada, ilógica o sujeta a una lógica que sólo los dioses conocen y que ni los mismos sacerdotes ignoran o son capaces de interpretar.
Así las fuerzas de la naturaleza están "personalizadas" por los dioses que, como decía Horacio "sufren de la misma indecisión y estupidez que los humanos". A juicio de penadores presocráticos como Jenófanes y más posteriormente Ludwig Feuerbach, Karl Kereyi o Carl Jung, filósofos y mitólogos respectivamente, el hombre arcaico, antiguo, y en general de cualquier época, se proyecta en los mitos y en los dioses, proyectando simultáneamente todas sus miserias y defectos. Por ejemplo Poseidón, deidad griega de los mares, otorgaba a la azarosa hostilidad que sufrían los marinos griegos un sentido. El dios nórdico Thor, dios del trueno, desencadenaba una descomunal tormenta cada vez que su hermano Loki, el dios de la astucia, le robaba el martillo, ya que para recuperarlo, Thor debía ejecutar una acción humillante para un varón nórdico, es decir, vestirse de mujer y, con sus cabellos rubios, "engatusar" a Loki para recuperar el objeto perdido.
El mito es un pensamiento intensamente supersticioso, donde gobiernan dos conceptos que forman la base de lo religioso, por una parte el concepto de "Hado" o el "destino" inexorable que ha sido decidido por los dioses y del que el hombre no puede escapar (idea que se heredará en el concepto del "pecado" cristiano que tarde o temprano se cobra un precio) o el concepto de "hybris" o "desmesura", es decir el acometimiento de un acto que desborda las normas sociales de la tribu o la casta, un acto tan reprobable que entra dentro del ámbito del tabú.
El mito no admite una lectura literal, y si esta se realizara, no resultaría más gratificante que la lectura de un cuento infantil con tintes fantásticos. El mito exige una lectura profundamente hermenéutica, donde los elementos simbólicos, que son todos, y que pueden ser explícitos o implícitos, por su carácter escondido o velado, deben ser analizados cuidadosamente y explicados, examinando, no sólo su sentido en el contexto del mundo arcaico al que pertenecen, sino como se reflejan y se pueden aprovechar en el contexto de nuestro mundo. Esto indica que el mito, como forma de conocimiento que ha proporcionado y nos proporcionan un sentido en el mundo, es un saber universal y abierto a, lo que el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer llamó, el "círculo hermenéutico", es decir, un texto (mitológico, filosófico, literario, científico, etc...) tiene potencial interpretativo mientras exista un lector que lo asimile, un contexto histórico donde se da y la interacción de estos elementos con la historia. Aquí reside la utilidad del mito, nos ensaña algo desde lo simbólico, apelando a una dimensión estética y ética del ser humano, saltando poéticamente, en muchas ocasiones, la dimensión racional.
El mito no está muerto y no puede estar muerto, aunque para nuestro contexto histórico actual, neoliberal, tecnológico e instrumentalista esté descalificado y autorizado. Para muchos, nada o casi nada se podía aprender de las propuestas mentales mitológicas de los más antiguos, que vienen a representarse como torpes niños que apenas balbuceaban dos o tres palabras fruto del asombro de lo ignoto y de un miedo irracional. Nada de esto es cierto. Como dirían algunos presocráticos, "la nada nada genera y lo semejante atrae a lo semejante". Esta sentencia, aplicada al pensamiento, demuestra desde lo intuitivo que, en primer lugar, el pensamiento no se genera en el vacío, sino en el milagro de la mente de la humanidad, en un soporte creativo inmensamente rico, en segundo lugar, basta una lectura detallista para comprobar que se da una continuidad entre el mito y la primera filosofía presocrática donde abundan los elementos mitológicos pero "suavizados".
El proceso por el que el mito, como pensamiento acientífico e ingenuo, es "sustituido" por la filosofía, como pensamiento especulativo y abstracto, se denomina "paso del mito al logos" (proceso al que dedicaremos su propia entrada en el blog), pero esa "sustitución" nunca fue total y completa. El mito sobrevivió y sus elementos han estado presente en muchos aspectos de la filosofía antigua, medieval, moderna e incluso en la ciencia de vanguardia de hoy o en el contexto social más cotidiano de hoy. Por ejemplo, en la filosofía presocrática el "argé" como elemento rector radical de la naturaleza o "physis", en muchos casos, tiene matices mitológicos por su conexión con las divinidades arcaicas. Así el uso del "agua" como "argé" que hace Tales de Mileto demuestra sus conexiones con la admiración mitológica que la cultura egipcia antigua poseía y donde, curiosamente, Tales se formó como pensador. El concepto de "pneuma" o "aliento que da vida" que utiliza Anaxímenes también poseé lecturas animistas que rayan lo religioso. ¿Qué decir del "demiurgo" que Platón instrumentaliza para realizar su cosmogonía y cosmología descrita en el diálogo "Timeo"? Incluso el Primer Motor de Aristóteles tiene unos matices tan divinizantes que será sintetizado por Santo Tomás de Aquino como el mismo Dios judeo-cristiano. Vamos más allá en el atrevimiento, incluso la teoría del BigBang contiene matices que oscilan con el concepto de la creación "ex nihilo", propio de la mitología semítica. Existen miles de ejemplos.
Cada cultura definida en sí misma tiene sus propios mitos y en la cultura
judeo-cristiana existen dos fuentes fuertes mitográficas que nos han influido, la mitología semítica, que podemos leer en el Antiguo testamento y los mitos griegos que asimilamos por defecto como los únicos mitos occidentales, otro error muy común. Aunque más adelante abordaremos los mitos judeocristianos, nos centraremos en la mitología griega que se nos ha enseñado clásicamente. Los padres académicos del mito son dos, o así se suele explicar a los alumnos, son Homero y Hesíodo.
Homero es uno de los grandes misterios mitológico, filológicos y filosóficos de nuestro patrimonio cultural. Cualquier persona que quiera afirmar que tiene "cultura", tiene que leer la obra de Homero y asimilar sus enseñanzas.Para empezar, no sabemos quién fue Homero, si fue un sólo autor o si fueron varios que, o usaron un pseudónimo o un "nombre común" obligados al anonimato. El término "Homerós" podría traducirse como "rehén" o "prisionero" y obedece a la "civilizada" costumbre de los griegos aqueos que perdonaban la vida a aquellos prisioneros alfabetizados que eran obligados a narrar las gestas de los vencedores. ¿Pudo o pudieron ser un grupo de prisioneros que sobrevivieron a la conquista de Ilión o Troya? si fueron más de uno o muchos también se habla de los "homeridai" o "hijos de rehenes", que cumplían con el citado cometido.
Sin embargo la tradición parece que tira por otra dirección. "Homerós"
podría obedecer a un juego de palabras, "ho me horón", que podría traducirse como "el que no ve" y que remite a un solo autor que sería ciego. El Homero que nos ha legado la tradición y que contemplamos en los bustos silenciosos de las culturas griegas y romanas que, evidentemente, no lo conocieron. Sobre su cuna de nacimiento nada se sabe porque se atribuyen el mérito demasiados lugares, por ejemplo Quíos, Esmirna, Colfón, Atenas... incluso Ítaca, lugar que determinó la Pítia, suma sacerdotisa del Oráculo de Delfos (toda una garantía), por lo que deducimos que su tumba cuenta con el mismo privilegio del anonimato geográfico.
Su obra incluye "Ilíada", "Odisea", "Batramiomaquia", "Margites" y los "Himnos homéricos". Su obra está escrita en verso y, por esta razón, a los productores de mitos se les encasilla como "poetas" o "aedos", término que en siglos posteriores, ya con la filosofía especulativa instalada en la mentalidad griega, se usó para descalificar textos de endeble contenido intelectual. Muchos fueron los que denostaron la labor de los poetas, por ejemplo Heráclito de Éfeso decía que "había que azotarlos", algo contradictorio cuando él mismo usaba y abusaba del lenguaje poético, o el mismo Platón, que cargó contra los poetas en muchas ocasiones dentro de sus diálogos, curioso también cuando uso el mito y la alegoría como vehículo explicativo, llamándolo el "rumor", capaz de llegar allí donde la razón especulativa no llega. Y ¿qué decir de Parménides de Elea y su famoso poema (de versos hexamétricos) llamado "Sobre la naturaleza? La poesía no queda descalificada, al contrario, demuestra su autoridad como forma de transmisión de ideas o al menos de un determinado tipo de ideas y Homero es la primera autoridad.
Mientras la exposición y el desarrollo del corpus mitológico griego en la
obra de Homero es desorganizada, poco coherente y estructurada, ese no es el problema de la segunda autoridad mitológica de la antigüedad, Hesíodo. La obra de Hesíodo es tan estructurada que implica una intención ensayística tras ella, por lo que muchos la consideran el primer destello de organización mental especulativa de la historia griega, antes incluso que Tales de Mileto. Es el caso de la "Teogonía", donde se estructura la genealogía de los dioses helenos. Hesíodo no narra literariamente como en un cuento, sino que expone estructurada, casi científicamente, sirviendo de inspiración a los mitógrafos contemporáneos. Parece que nació en Ascra y su obra reconocida contiene "Los trabajos y los días", "Teogonía" y "El escudo de Heracles", además de una enorme panoplia de fragmentos.
Estudiosos sobre el mito son muchos, pero destacan sólo unos pocos por lo exhaustivo y lo correcto de sus aproximaciones explicativas. Es el caso de, por ejemplo, el especialista en Nietzsche, Giorgio Colli, que tiene tres magníficos volúmenes publicados en editorial Trotta que analiza (bilingüe del griego).
Karl Kerenyi es otro especialista en mitos y exégesis de cultura arcaica
cuya obra resulta muy significativa ("En el el laberinto" en editorial Siruela) junto con sus colaboraciones con Carl Jung, que desde el campo de la psicología profunda, han proporcionado al mito el papel de elemento capaz de proyectarse como herramienta interpretativa de lo antropológico a nivel consciente e inconsciente, personal o colectivo.
¿Dónde sobreviven los mitos hoy? Desde luego el mito no ha muerto, para muchos especialistas sobreviven como parte del folclore y de los cuentos que se generan en nuestra cultura. Se podría considerar que toda la producción literaria de los cuentos del romanticismo, desde las leyendas de Bequer hasta los cuentos de Hoffmann o la recolección de tradiciones orales que realizan Jacob y Wilheim Grimm en sus conocidos cuentos. Los cuentos infantiles han sido analizados por especialistas que varían desde la filología, por ejemplo Vladimir Propp y sus estudios sobre los cuentos hasta la "Psicología de los cuentos de hadas" de Brunno Bettleheim. El escritor de los
movimientos contraculturales norteamericanos, Ken Kesey, autor de "Alguien voló sobre el nido del cuco", aseguraba que los modernos mitos de nuestra cultura de masas son los héroes de los comic-book y si aplicamos la máxima de Horacio "muéstrame un héroe y te mostraré una tragedia", podemos comprrobar que los modernos superhéroes tienen una existencia digna de la trágica experiencia de la vida del mismo Hércules (de hecho Hércules tuvo su versión "cómic" para la editorial Marvel), sino comprobemos la peripecia de "Spiderman", el popular "hombre-araña". Peter Parker es un anodino adolescentes que sufre el "bulling" de sus compañeros de instituto, un día recibe el don sobrenatural (divino) de los poderes de una araña radioactiva. Sin saber muy bien qué hacer con ese don, decide enriquecerse participando en combates de lucha libre, ocultando su identidad. Tras uno de esos combates, ve como huye un ladrón que ha robado la recaudación del combate y no hace nada para impedirlo. Entonces cual intervención del destino inexorable o Hado, ese mismo ladrón mata a su tío Ben, que le había adoptado de niño. Sólo entonces, y a requerimiento de su tío moribundo,
decide convertirse en el héroe que todos conocemos. Si analizamos este moderno mito vemos los elementos del mito clásico del héroe que son el destino, la experiencia trágica de la vida, el don sobrenatural, etc, ecos que nos recuerdan a Ayax, Edipo, Herácles.
los dioses, primera forma de explicación |
¿Porqué se creía en el "milagro griego"?. La culpa de todo la tiene Yoko Ono, eso ya se sabe, pero de eso en concreto la tiene G. W. F. Hegel, que planeó una tendencia hermenéutica neoclasicista y deformada de lo griego como algo sublime y civilizado que los alemanes habían heredado. Una imagen falsa que incluso infectó campos como la historia, la arqueología o la filología. No sería hasta el trabajo como filólogo de Nietzsche que comenzara a cambiarse de opinión.
¿Qué es mito? la palabra "mithos" viene a traducirse como "narración" y solemos asimilarla a "cuento" o "historia", donde se proporciona una respuesta a las preguntas sobre el origen del universo, del mundo conocido y del desconocido, del origen del hombre y de todo su universo simbólico, ético y su limitado conocimiento, además de la genealogía de los dioses, paralela a la de los hombres, sus intervenciones en el mundo humano y su en las dinámicas de la naturaleza. Los dioses van a jugar el papel de motorizar y dar razón a los procesos de la naturaleza que van a ser percibidos como sujetos al animismo o la teología.
El mito fue la "primera filosofía" registrada que tuvo la humanidad
Genealogía de Hesíodo |
Así las fuerzas de la naturaleza están "personalizadas" por los dioses que, como decía Horacio "sufren de la misma indecisión y estupidez que los humanos". A juicio de penadores presocráticos como Jenófanes y más posteriormente Ludwig Feuerbach, Karl Kereyi o Carl Jung, filósofos y mitólogos respectivamente, el hombre arcaico, antiguo, y en general de cualquier época, se proyecta en los mitos y en los dioses, proyectando simultáneamente todas sus miserias y defectos. Por ejemplo Poseidón, deidad griega de los mares, otorgaba a la azarosa hostilidad que sufrían los marinos griegos un sentido. El dios nórdico Thor, dios del trueno, desencadenaba una descomunal tormenta cada vez que su hermano Loki, el dios de la astucia, le robaba el martillo, ya que para recuperarlo, Thor debía ejecutar una acción humillante para un varón nórdico, es decir, vestirse de mujer y, con sus cabellos rubios, "engatusar" a Loki para recuperar el objeto perdido.
El mito es un pensamiento intensamente supersticioso, donde gobiernan dos conceptos que forman la base de lo religioso, por una parte el concepto de "Hado" o el "destino" inexorable que ha sido decidido por los dioses y del que el hombre no puede escapar (idea que se heredará en el concepto del "pecado" cristiano que tarde o temprano se cobra un precio) o el concepto de "hybris" o "desmesura", es decir el acometimiento de un acto que desborda las normas sociales de la tribu o la casta, un acto tan reprobable que entra dentro del ámbito del tabú.
El mito no admite una lectura literal, y si esta se realizara, no resultaría más gratificante que la lectura de un cuento infantil con tintes fantásticos. El mito exige una lectura profundamente hermenéutica, donde los elementos simbólicos, que son todos, y que pueden ser explícitos o implícitos, por su carácter escondido o velado, deben ser analizados cuidadosamente y explicados, examinando, no sólo su sentido en el contexto del mundo arcaico al que pertenecen, sino como se reflejan y se pueden aprovechar en el contexto de nuestro mundo. Esto indica que el mito, como forma de conocimiento que ha proporcionado y nos proporcionan un sentido en el mundo, es un saber universal y abierto a, lo que el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer llamó, el "círculo hermenéutico", es decir, un texto (mitológico, filosófico, literario, científico, etc...) tiene potencial interpretativo mientras exista un lector que lo asimile, un contexto histórico donde se da y la interacción de estos elementos con la historia. Aquí reside la utilidad del mito, nos ensaña algo desde lo simbólico, apelando a una dimensión estética y ética del ser humano, saltando poéticamente, en muchas ocasiones, la dimensión racional.
El mito no está muerto y no puede estar muerto, aunque para nuestro contexto histórico actual, neoliberal, tecnológico e instrumentalista esté descalificado y autorizado. Para muchos, nada o casi nada se podía aprender de las propuestas mentales mitológicas de los más antiguos, que vienen a representarse como torpes niños que apenas balbuceaban dos o tres palabras fruto del asombro de lo ignoto y de un miedo irracional. Nada de esto es cierto. Como dirían algunos presocráticos, "la nada nada genera y lo semejante atrae a lo semejante". Esta sentencia, aplicada al pensamiento, demuestra desde lo intuitivo que, en primer lugar, el pensamiento no se genera en el vacío, sino en el milagro de la mente de la humanidad, en un soporte creativo inmensamente rico, en segundo lugar, basta una lectura detallista para comprobar que se da una continuidad entre el mito y la primera filosofía presocrática donde abundan los elementos mitológicos pero "suavizados".
El proceso por el que el mito, como pensamiento acientífico e ingenuo, es "sustituido" por la filosofía, como pensamiento especulativo y abstracto, se denomina "paso del mito al logos" (proceso al que dedicaremos su propia entrada en el blog), pero esa "sustitución" nunca fue total y completa. El mito sobrevivió y sus elementos han estado presente en muchos aspectos de la filosofía antigua, medieval, moderna e incluso en la ciencia de vanguardia de hoy o en el contexto social más cotidiano de hoy. Por ejemplo, en la filosofía presocrática el "argé" como elemento rector radical de la naturaleza o "physis", en muchos casos, tiene matices mitológicos por su conexión con las divinidades arcaicas. Así el uso del "agua" como "argé" que hace Tales de Mileto demuestra sus conexiones con la admiración mitológica que la cultura egipcia antigua poseía y donde, curiosamente, Tales se formó como pensador. El concepto de "pneuma" o "aliento que da vida" que utiliza Anaxímenes también poseé lecturas animistas que rayan lo religioso. ¿Qué decir del "demiurgo" que Platón instrumentaliza para realizar su cosmogonía y cosmología descrita en el diálogo "Timeo"? Incluso el Primer Motor de Aristóteles tiene unos matices tan divinizantes que será sintetizado por Santo Tomás de Aquino como el mismo Dios judeo-cristiano. Vamos más allá en el atrevimiento, incluso la teoría del BigBang contiene matices que oscilan con el concepto de la creación "ex nihilo", propio de la mitología semítica. Existen miles de ejemplos.
Cada cultura definida en sí misma tiene sus propios mitos y en la cultura
Homero prisionero |
Homero es uno de los grandes misterios mitológico, filológicos y filosóficos de nuestro patrimonio cultural. Cualquier persona que quiera afirmar que tiene "cultura", tiene que leer la obra de Homero y asimilar sus enseñanzas.Para empezar, no sabemos quién fue Homero, si fue un sólo autor o si fueron varios que, o usaron un pseudónimo o un "nombre común" obligados al anonimato. El término "Homerós" podría traducirse como "rehén" o "prisionero" y obedece a la "civilizada" costumbre de los griegos aqueos que perdonaban la vida a aquellos prisioneros alfabetizados que eran obligados a narrar las gestas de los vencedores. ¿Pudo o pudieron ser un grupo de prisioneros que sobrevivieron a la conquista de Ilión o Troya? si fueron más de uno o muchos también se habla de los "homeridai" o "hijos de rehenes", que cumplían con el citado cometido.
Sin embargo la tradición parece que tira por otra dirección. "Homerós"
Homero ciego |
Su obra incluye "Ilíada", "Odisea", "Batramiomaquia", "Margites" y los "Himnos homéricos". Su obra está escrita en verso y, por esta razón, a los productores de mitos se les encasilla como "poetas" o "aedos", término que en siglos posteriores, ya con la filosofía especulativa instalada en la mentalidad griega, se usó para descalificar textos de endeble contenido intelectual. Muchos fueron los que denostaron la labor de los poetas, por ejemplo Heráclito de Éfeso decía que "había que azotarlos", algo contradictorio cuando él mismo usaba y abusaba del lenguaje poético, o el mismo Platón, que cargó contra los poetas en muchas ocasiones dentro de sus diálogos, curioso también cuando uso el mito y la alegoría como vehículo explicativo, llamándolo el "rumor", capaz de llegar allí donde la razón especulativa no llega. Y ¿qué decir de Parménides de Elea y su famoso poema (de versos hexamétricos) llamado "Sobre la naturaleza? La poesía no queda descalificada, al contrario, demuestra su autoridad como forma de transmisión de ideas o al menos de un determinado tipo de ideas y Homero es la primera autoridad.
Mientras la exposición y el desarrollo del corpus mitológico griego en la
Busto de Hesiodo |
Estudiosos sobre el mito son muchos, pero destacan sólo unos pocos por lo exhaustivo y lo correcto de sus aproximaciones explicativas. Es el caso de, por ejemplo, el especialista en Nietzsche, Giorgio Colli, que tiene tres magníficos volúmenes publicados en editorial Trotta que analiza (bilingüe del griego).
Karl Kerenyi es otro especialista en mitos y exégesis de cultura arcaica
Obra de G. Colli |
¿Dónde sobreviven los mitos hoy? Desde luego el mito no ha muerto, para muchos especialistas sobreviven como parte del folclore y de los cuentos que se generan en nuestra cultura. Se podría considerar que toda la producción literaria de los cuentos del romanticismo, desde las leyendas de Bequer hasta los cuentos de Hoffmann o la recolección de tradiciones orales que realizan Jacob y Wilheim Grimm en sus conocidos cuentos. Los cuentos infantiles han sido analizados por especialistas que varían desde la filología, por ejemplo Vladimir Propp y sus estudios sobre los cuentos hasta la "Psicología de los cuentos de hadas" de Brunno Bettleheim. El escritor de los
Peter Parker ve morir a su tío Ben |